viernes, 25 de marzo de 2016

ETSAM

Pensaba contaros un rollazo sobre las cosas que me gustan de la universidad, pero lo cierto es que no conozco una mierda de ese lugar, ¿su arquitecto?, ¿su forma?, por Dios, no me acuerdo ni de dónde está el departamento de Matemática aplicada y he dado dos asignaturas de mates, y las he repetido.

La ETSAM es un 10% paredes; es la gente, los recovecos y el desorden, es un poco de cada alumno. 
Por eso creo que debería enseñaros qué es mi universidad a través de los ojos de aquellos que están lo suficientemente locos como para entrar ahí.

Estos genios escogidos a dedo aparecen de repente en tu vida para darle un vuelco y dejarla irreconocible. Su fachada esconde ese aire bohemio que con el paso del tiempo emana al exterior y acaba contagiándote. No lo hacen a posta, pero poquito a poquito te empujan a dar lo mejor de ti mismo.














LOS 
GENIOS
SIEMPRE
BUSCAN 
EL 
ALMA
DE
LAS 
PERSONAS


Los arquitectos en potencia dan un poco de miedo. Viven entre arenas movedizas; cuchillas, cúteres y demás instrumentos cortantes; programas pirateados; profesores cuyos edificios se caen, o que te enseñan a que cuando se te caigan a ti, tú no tengas la culpa, y etcétera peligros. Viven entre materiales para maquetas, entre cámaras de fotos y entre luces y sombras.


No pido que entendáis nuestro desorden, pero uno tiene que saber que en la ETSAM hay la misma cantidad de trabajo duro que de ocio. Los viernes de guitarreo, sangría y sol contrastan con los domingos de pre-entrega, en los que el piso X de la Escuela se convierte en un entorno hostil. Lo cierto es que cuando el Centro de cálculo (lugar paradisíaco en el que se hallan las megaimpresoras conocidas como plotters) abre veinticuatro horas es señal de noche larga, ya sea allí o en casa (allí siempre es más divertido).

Estos días de caos, dolor, sudor y lágrimas desembocan en cosas maravillosas. En proyectos, amistades y recuerdos que nos forman como lo que vamos a ser: frikis de la arquitectura.

Foto de Leo Amaya



Para no dar más la murga, y que entendáis de qué va la Escuela de arquitectura, os dejo algunas de las cosas que salen de ahí.

Proyectos que me inspiran y que tienen una RAZÓN DE SER, que pueden ser locuras, pero con cabeza. 

Dibujo/collage de Lisa Hillebrand


Guitarras tras la maleza,
tras esta gran espesura,
los arquitectos murmuran,
poemas sobre grandeza

Al principio no se nota.
la niebla que los asola.
El bloqueo, cual gran ola,
borra sus lineas de cota.

Pero aquí ganan los fuertes,
los que buscan referencias.
Sus proyectos son herencia,
de sus ingeniosas mentes 




Proyecto de Ronte Escobar

Proyecto de Pablo Vives









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